Liderazgo creativo…
Siempre me he preguntado muchas cosas acerca del liderazgo. Recuerdo cuando entré en contacto con esta palabra: lo primero que pensé es en mandar o en los jefes. Con el tiempo, me fui formando, leyendo, investigando y experimentando en mí y en los demás los efectos del liderazgo de una u otra persona.
Se ha escrito mucho sobre este tema, pero antes que eso, creo que todos tenemos una noción de lo que es un buen líder y un líder débil. Todos en nuestra vida hemos tenido ejemplos de personas cercanas, ya sean parientes, profesores, amigos, o personas en el trabajo. Todos sabemos cómo nos gusta que nos hablen, que nos motiven, que nos enseñen, que nos inspiren, que nos guíen. Tenemos una referencia de lo que verdaderamente funciona. Una especie de sensor interno que nos dice: esto está bien, o esto no funciona en cuanto a liderazgo. Los niños lo saben muy bien de forma innata. Si sabemos lo que no nos funciona, de alguna manera también sabemos lo que sí queremos, lo que funciona en liderazgo.
Una de los modelos que más me ha gustado en cuanto a liderazgo es el modelo de Liderazgo Creativo de Bob Anderson, el creador del TLCP (The leadership circle Profile), un modelo de encuesta 360º en el que C+C+S está certificada.
Bob de una forma natural, te hace reflexionar sobre lo que es actuar por obligación: «tengo que hacer esto, o si no…» frente a «actuar por visión»: «deseo hacer esto, veo lo que tengo que hacer», y como esa fuerza dirige nuestra acción, y contagia a los demás. Es lo que llama un cambio de paradigma: pasar de «reaccionar ante la evidencia» a «crear los resultados». Alguna vez en nuestra vida hemos experimentado algo así: por ejemplo, nos hemos puesto a dieta si teníamos algún problema de salud o de exceso de peso, en lugar de ponernos a dieta por disfrutar de un mejor bienestar y prevenir otras enfermedades. El proceso de ser un líder creativo pasa por una transformación personal profunda. Con este sencillo ejemplo, lo que quiero evidenciar es que se trata de pasar de reccionar, de la cultura de arreglar un problema, de protegernos contra una amenaza. Cuando esta tendencia o energía es la que domina nuestra vida, tendemos a defendernos, y así nuestro cuerpo lo acaba somatizando: dolores de espalda, de cabeza, intestinales… Intentamos apaciguar la ansiedad que nos provoca algo que «tenemos que hacer», y toda nuestra actuación está invadida por el miedo. Todos hemos oído a jefes o a colaboradores decir: este no es mi problema.
Sin embargo, hay otra opción diferente, una alternativa. Lo que llamamos El liderazgo creativo. Lo que supone descubrir nuestro potencial innato para crear los resultados que queremos. Todos nosotros hemos vivido lo que es hacer algo «por amor», «por entusiasmo», «por entrega», «por diversión»…. Los resultados entonces son mucho mejores. Activamos otras emociones, otros recursos, dejamos de competir con el exterior porque verdaderamente estamos disfrutando de lo que hacemos y además nuestros resultados son estupendos. Los creadores tienen una visión: eso que les apasiona y les mueve, y que quieren alcanzar. A los creadores no les mueve el miedo, ni el arreglar un problema, sino llegar a un sitio diferente. Hay una cierta tensión creativa, la distancia entre la realidad y el deseo, como diría el poeta Luis Cernuda. Puede existir algo de ansiedad, pero sin duda es positiva, y no nace del miedo.
Se trata de descubrir esa visión propia de cada uno, y dejar que lleve nuestra vida adelante, o nuestro proyecto, o nuestra empresa. Se trata de preguntarnos…. ¿Qué es aquello que por encima de todo daría sentido a mi vida, a este proyecto, a esta empresa? ¿Qué haría si ni el tiempo ni el dinero fueran un obstáculo? ¿Qué quiero dejar de mí aquí, en este proyecto, en esta empresa a estas personas…?
Después de que nos hemos dado cuenta, ya no hay marcha atrás. El viaje hacia el liderazgo creativo, el auto-liderazgo ha comenzado.